Tu hogar está enfermo si es un lugar en donde:
- No estás a gusto.
- No logras reponer fuerzas.
- No puedes relajarte profundamente, organizarte, trabajar o inspirarte.
- No te recarga energética ni anímicamente.
Una casa enferma desequilibra y debilita a quienes habitan en
ella. Sus moradores no descansan bien, tienen baja la energía, no
logran alcanzar sus metas o enferman con facilidad…