Ante la crisis sanitaria global que estamos viviendo por el COVID-19, éste es mi granito de arena para ayudar a fortalecer las defensas y, sobre todo, a que no cunda el pánico.
Evidentemente, hay que quedarse en casa para evitar riesgos innecesarios, y para ayudar a que la epidemia se controle lo antes posible. Pero mientras tanto, hay muchas cosas que podemos hacer para fortalecer nuestro cuerpo y cuidar nuestra salud y la de nuestra familia.
No todo depende de una vacuna: de hecho, son mayoría los casos asintomáticos, o que sólo desarrollan síntomas leves. Eso implica que podemos reforzar nuestras defensas para minimizar el riesgo de
contagio o, si damos positivo, para no desarrollar la enfermedad.
Ahí van mis recomendaciones sobre como fortalecer el Sistema Inmunológico:
Elimina el azúcar y todo lo que lo contenga:

Está científicamente probado que sólo media hora después de consumir 100 gramos de azúcar bajan las defensas. En concreto, la actividad de los fagocitos, un tipo de glóbulos blancos que atrapa y elimina virus y bacterias, queda reducida a la mitad. Y esa reducción se mantiene durante 5 horas.
Por tanto, la primera medida para apoyar y fortalecer las defensas es simple: elimina el azúcar de tu dieta. Hablo no sólo del azúcar como tal, sino también de bollería, pan blanco, frutas, zumos, miel, chocolate, refrescos comerciales, postres, mermeladas… porque todos ellos debilitan la inmunidad.
Elimina la leche, yogur, nata, queso y demás lácteos:
Los lácteos inflaman la pared intestinal por su alto contenido en grasas saturadas y en caseínas, las proteínas de la leche. Nuestro sistema digestivo no digiere bien la leche, pues al crecer desaparecen las enzimas necesarias para hacerlo.
Esto es así porque la leche es el alimento ideal para criar bebés, pero totalmente innecesario e inadecuado para adultos. Tomar lácteos a diario produce un estado de inflamación crónica que favorece las infecciones.
Si te gustan los lácteos, redúcelos a 1 ó 2 veces por semana, y procura limitarte al queso de cabra o al yogur, que al estar fermentados son más fáciles de digerir.
Desayuna sano, empieza bien el día:
Si no debemos tomar azúcar, bollería ni pan blanco, ni zumos, ni chocolate, ni miel, ni lácteos, muchos dirán: ¿y qué desayuno? ¡Buena pregunta!
Hay que desayunar alimentos reales, que no vengan en cajas ni en envases de plástico. En macrobiótica recomendamos las cremas de cereales, elaboradas a partir de cereales integrales en grano como arroz, avena o mijo. Sigue este consejo: para fortalecer las defensas es imprescindible empezar el día potenciándolas con alimentos vivos y reales.
Añadiendo a la crema de cereales un salpicón de almendras o semillas molidas y unas pasas, es un desayuno que aporta glucosa estable, proteínas y grasas de calidad. Con este desayuno tendrás energía estable toda la mañana, sin necesidad de recurrir a estimulantes como el café o el tabaco, que por cierto debilitan.
En el módulo DESAYUNOS Y MERIENDAS del curso online tienes ejemplos de desayunos sanos.
Come alimentos vivos: granos enteros, verduras y semillas:
Sólo lo vivo protege la Vida. Es de sentido común. Si los alimentos vivos como los cereales integrales, legumbres, verduras frescas y semillas están en la base de tus menús, obtendrás la fuerza y vitalidad necesarias para potenciar las defensas y hacer frente a las infecciones oportunistas.
En el PACK DE PRINCIPIANTES tienes 3 módulos dedicados a estos alimentos: CEREALES INTEGRALES, PROTEÍNAS y VERDURAS, donde encontrarás toda la información y recetas para incorporarlos a tus menús cotidianos.
Además, estos alimentos son ricos en fibra, que alimenta las bacterias intestinales beneficiosas, las que mantienen a raya a los virus y bacterias invasoras. Son la primera línea de nuestro sistema de defensa.
Por último, las verduras frescas son ricas en vitamina C y muchas del grupo B, necesarias para apoyar las defensas de nuestro organismo.
Eso sin olvidar los fitoquímicos presentes en los pigmentos vegetales, potentes antioxidantes que protegen nuestras células del daño oxidativo, haciéndolas más fuertes y resistentes a infecciones de todo tipo.
Toma caldos vegetales condimentados con sal marina sin refinar:
Estos caldos mantienen la alcalinidad, y en un medio alcalino las bacterias y virus lo tienen muy difícil para prosperar. Además, los caldos aportan minerales, que trabajan en equipo con las enzimas corporales para mantener la inmunidad.
Enseño a elaborar un caldo reconstituyente en el módulo CALDOS, SOPAS y CREMAS de mi curso online.
Grasas sanas a diario en tus menús:
Nueces, aceite de oliva, almendras, semillas de calabaza, sésamo o girasol, aguacate, pescado azul como sardinas o caballa, contienen antioxidantes como la vitamina E, y grasas omega 3. Los omega 3 tienen efectos antiinflamatorios.
Protegen y optimizan el funcionamiento de 3 sistemas que se coordinan entre sí para responder ante las infecciones: el Nervioso, el Circulatorio y el Inmunitario.
Enseño a elaborar MENÚS EQUILIBRADOS en el módulo del curso sobre Macrobiótica.
Ejercicio, si es posible en la Naturaleza, exponiéndonos al sol:

La buena oxigenación y circulación mejoran las defensas. Se sabe que el coronavirus no resiste altas temperaturas. Si nos ejercitamos al sol nos calentamos, y producimos más vitamina D3, que mejora la respuesta inmunitaria. Además de optimizar la capacidad pulmonar.
Ya sé que estamos confinados, pero si tienes terraza o balcón, aprovecha cuando puedas para tomar un poco el sol.
Cocinar con llama:
Tenemos que volver a esas recetas tradicionales de cocción lenta, al calor de la llama: el fuego es un elemento alquímico y purificador de cualidad yang, es decir, que fortalece y calienta el cuerpo.
La electricidad, en cambio, debilita y baja las defensas. Al igual que la excesiva exposición a pantallas y ondas electromagnéticas de los wifis, ordenadores, tv… Ya que éstas no podemos evitarlas porque las necesitamos para trabajar, y más en estos momentos de confinamiento, por lo menos conservemos la llama en nuestros hogares.
Alimentos para fortalecer las defensas del cuerpo:
Ajo, cebolla, perejil, jengibre, cúrcuma, coles como col verde o brócoli…Personalmente adquirí hace tiempo la costumbre de utilizar con frecuencia el picadillo de ajo y perejil, añadiéndolo al final de ciertas cocciones:
Si hago una paella, un arroz caldoso, croquetas… les pongo al final el picadillo, ya con el fuego apagado. Así no se nota tanto el fuerte sabor del ajo, al tiempo que se conservan sus propiedades antibióticas y antivirales.
Lo mismo con la cebolla: debe ser cruda para tener efecto, por eso la suelo añadir, en pequeñas cantidades y finamente picada, en ensaladas o como decoración de guisos de legumbres, sopas o cremas.
Plantas medicinales:
Y claro que hay plantas que pueden ayudar, pero recordad que cuando realmente tienen efecto es en el marco de una dieta limpia, sana y equilibrada. Si como comida basura, una medida aislada como tomar comprimidos de una planta no me va a sacar del atolladero.
Recomiendo equinácea, tomillo y sauco: tened en cuenta que la equinácea no puede tomarse más de 8 semanas, en cambio el tomillo y el sauco podéis usarlos largo tiempo, en infusión, extracto o comprimidos.
Evitar el estrés:
Qué fácil de decir y qué difícil de hacer! Hay que revisar las agendas cada 15 días para ver qué se nos ha “colado”. Porque sin darnos cuenta vamos sumando actividades, y no reservamos tiempo parar relajarnos.
Y el estrés directamente baja la inmunidad, esto está comprobado. Así que hay que meter en agenda los tiempos que vamos a dedicar al ocio, a relajarnos y disfrutar del descanso.
Dormir las horas suficientes:
La falta de sueño debilita nuestras defensas. Hay que dormir las horas suficientes y que sean de calidad. Los hábitos que propician un sueño reparador son:
- Ejercicio físico moderado
- Cenar temprano
- Evitar los estimulantes como café, té, cacao o nicotina, que además contribuyen al estrés y por tanto bajan las defensas.
- Evitar el alcohol
- Intentar desconectar las pantallas, ordenadores, móviles, tv… a partir de las 20 – 21 horas: sus ondas electromagnéticas estimulan el Sistema Nervioso Central, cuando a esas horas lo que necesita es bajar su actividad.
Meditar:
Está comprobado que la meditación aporta una serie de beneficios, tanto psicológicos como puramente fisiológicos, entre ellos sube las defensas.
Además, mejora la calidad del sueño, baja la presión arterial, mejora la atención y la memoria, y nos ayuda a combatir el estrés.
¡Ánimo, entre todos podemos!
Fortalece las defensas con estos consejos.
Con amor: Rosa Tugores.
Más allá de mi formación y estudios, lo que más valoro son los 20 años que llevo practicando lo que enseño, alimentándome y viviendo según los principios macrobióticos. La experiencia derivada de ese recorrido de 20 años dando clases y consultas, sumada a mi compromiso constante con la alimentación sana, es mi receta para el bienestar, y disfruto compartiéndola.
A través de los cursos y charlas que ofrezco en mi escuela transmito ese legado, iniciando a otras personas en el camino de la salud y la conciencia a través de la alimentación.
12 Comentarios
Me parece muy bien esta información y la tendré encuenta, gracias.
Muy interesante la información en un momento realmente necesario. Gracias Rosa por esta aportación. Un abrazo
Muy acertada tu aportación Rosa en estos momentos tan difíciles. No puedo estar más de acuerdo con todo lo que expones. Como siempre, muchas gracias.