Por qué no funciona dieta cetogénica
¿Qué es la dieta cetogénica o keto? Es una dieta alta en grasas y baja en carbohidratos. Propone comer así en los menús:
- 70 -75% grasas
- 20% proteínas
- 10 – 5% carbohidratos
¿Por qué no funciona la keto?
Porque fuerza al cuerpo a funcionar de forma distinta a como él lo haría naturalmente:
- Lo priva totalmente de las fuentes de glucosa, no sólo de las
perjudiciales como el azúcar y los refinados, sino también de las sanas como
legumbres, verduras y cereales integrales, para obligarlo a quemar grasas. - Además, para estimular aún más la quema de grasas, recomienda
hacer pequeños períodos de ayuno, saltándose alguna de las tres comidas
principales, normalmente el desayuno o la cena.
No vale cualquier gasolina.
Ésta es la razón principal, y a mi juicio la de más peso, por la que afirmo que la keto no funciona. A la luz de lo que sabemos sobre la producción de energía en nuestro organismo, la glucosa es su combustible preferido: siempre que haya glucosa disponible, las células la usarán para generar energía.
Sólo cuando se acaba la glucosa el cuerpo recurre a las grasas, y si éstas también se agotan, entonces quema proteínas. Porque a nuestro cuerpo no le sirven igual todos los combustibles, y voy a explicar esto en detalle, porque es la clave de toda esta cuestión, y la razón principal por la que la keto, a medio y largo plazo, acaba fallando.
Cómo produce energía nuestro cuerpo
Todas las funciones corporales requieren de energía para realizarse, y esta energía, en forma de adenosín trifosfato (ATP), la produce el cuerpo de tres maneras posibles:
Primer mecanismo de producción de energía: quemar glucosa.
Esto lo hacen las mitocondrias de todas las células corporales, y es un proceso altamente eficiente y muy rápido, que apenas genera residuos. Toda célula, en su interior, tiene unos corpúsculos llamados mitocondrias, a las que yo llamo los “motores” celulares. Estos pequeños corpúsculos son los encargados de transformar la glucosa en energía (ATP). Y lo hacen de una forma extraordinariamente eficaz: las mitocondrias realizan una glucólisis aeróbica, usando oxígeno, y de cada molécula de glucosa obtienen hasta 38 de ATP.
Mientras haya glucosa disponible, las mitocondrias la usarán para producir ATP, generando como desechos de esta operación agua, que se elimina por la orina, y CO2, que eliminan los pulmones. Sólo si las reservas de glucosa se agotan las mitocondrias pasarán a usar ácidos grasos para producir ATP. Esto sucede en períodos largos de ayuno o en trastornos como la diabetes, cuando la glucosa no puede entrar a la células para ser metabolizada.
Segundo mecanismo de producción energía: quemar grasas.
Este proceso tiene lugar en las mitocondrias hepáticas, y es mucho más lento, consume mucho más oxígeno y además de agua y CO2 genera residuos ácidos, llamados cuerpos cetónicos.
Para empezar, en este caso trabaja sólo el hígado, porque es el único órgano capaz de transformar la grasa en energía. Por lo que, con el tiempo, es casi seguro que la keto va a provocar sobrecarga hepática. En segundo lugar, los cuerpos cetónicos son ácidos fuertes, que sólo pueden ser eliminados a través de la orina, de manera que también los riñones se ven forzados a trabajar en exceso.
Es cierto que el cuerpo, si no dispone de glucosa, es capaz de utilizar los cuerpos cetónicos como combustible, pero eso lo hace a costa de muchísimo trabajo hepático y renal.
Tercer mecanismo de producción de energía: a partir de proteínas (gluconeogénesis).
Es un proceso complejo que se realiza en el hígado y en los riñones, y que es muy poco eficiente en términos energéticos, ya que, al contrario de los dos anteriores, es una ruta anabólica, que consume energía para generar energía. Para generar una molécula de glucosa a partir de un aminoácido se utilizan 9 de ATP.
Además, este proceso genera un residuo altamente tóxico para el cuerpo, el amonio, que el hígado debe transformar en urea para que pueda ser eliminado a través de la orina, y por cada molécula de urea que produce el hígado gasta 3 de ATP.
De nuevo, tenemos un proceso muy ineficaz, que genera desechos tóxicos y sobrecarga las funciones hepática y renal.

Por qué la glucosa es la mejor gasolina
El cuerpo usa preferentemente la glucosa como fuente de energía, porque es el combustible más limpio, más fácil y rápido de obtener y de utilizar, y que menos desechos tóxicos genera: sólo agua, que se elimina por la orina, y CO2, que se expulsa vía pulmones. Los pulmones tienen la capacidad de eliminar hasta el 98% de los ácidos corporales, pero tienen que ser ácidos débiles, susceptibles de transformarse en CO2, como lo son todos los que se generan a partir de los alimentos vegetales.
Los cuerpos cetónicos y la urea resultantes de la digestión de las grasas y las proteínas se expulsan vía riñones, en un proceso más lento y laborioso, porque son ácidos fuertes, que no pueden transformarse en CO2. Y aquí debemos tener muy en cuenta que los riñones sólo tienen la capacidad de eliminar alrededor del 2% de los ácidos corporales.
Por eso quienes hacen la dieta cetogénica no pueden comer casi nada de carbohidratos, no sólo los refinados, sino que apenas pueden comer verduras ni granos integrales, porque cuando entran carbohidratos en eql
organismo, éste inmediatamente deja de quemar grasas y empieza a uemar glucosa.
¡Claro!
Porque el cuerpo es sabio, sabe qué es lo mejor para él. Forzarlo a quemar sólo grasas va contra natura, de hecho los que hacen esta dieta deben vigilar y medir constantemente los niveles de cuerpos cetónicos, para evitar que sobrepasen los límites saludables.
Lo que dice la keto es que el cuerpo, a falta de glucosa, utiliza los cuerpos cetónicos como combustible. En parte es así, pero éste es un mecanismo de emergencia, para períodos de ayuno más o menos prolongados, durante los cuales no hay glucosa disponible. Es un mecanismo que el cuerpo desarrolló para evitar que nuestro cerebro, en esos períodos de ayuno, se quede sin combustible, ya que en principio sólo funciona con glucosa, porque las grasas no atraviesan la barrera hematoencefálica.
Sin embargo, los cuerpos cetónicos sí que pueden atravesarla, y llegar al cerebro, donde son usadas como combustible por las neuronas. Pero forzar al cuerpo a funcionar siempre así genera problemas, debidos a la acumulación de acetona y cuerpos cetónicos, que en realidad son residuos
ácidos del metabolismo de las grasas.
Veamos cuáles son estos problemas:
Efectos adversos de la keto
- Debilidad / mareos, por la falta de glucosa.
- Cefaleas /somnolencia, por la falta de glucosa y el exceso de ácidos
fuertes. - Orina excesiva, puesto que el cuerpo trata de eliminar los ácidos.
Quienes hacen la keto deben beber mucha agua para no deshidratarse. - Pérdida excesiva de electrólitos por la orina: sodio, potasio, magnesio, calcio… sobre todo el potasio y el magnesio, que están presentes
en los vegetales, y en la keto se comen poquitos. - Calambres y dolores musculares, por los bajos niveles de
electrólitos, en especial potasio y magnesio. - Mal aliento / mal olor corporal, debido a la acumulación de ácidos
fuertes en el organismo. - Estreñimiento, ya que es una dieta pobre en fibra.
Los defensores de esta dieta dicen que esas molestias ocurren sólo en
las 2 ó 3 primeras semanas, hasta que el cuerpo se acostumbra y “entiende” que debe usar los cuerpos cetónicos como combustible principal.
Claro, qué va a hacer el pobre, si no le dejan otra alternativa: adaptarse.
Pero que se adapte no quiere decir que sea lo mejor para él.
De hecho a largo plazo puede tener consecuencias serias, entre ellas:
- Daño hepático y renal, por el trabajo excesivo y continuado al que se
ven sometidos estos dos importantes órganos corporales. - Cálculos biliares, ya que con el tiempo las cantidades excesivas de
grasas consumidas acaban sobrecargando y deteriorando la función de la vesícula biliar. - Osteoporosis, por la pérdida de electrólitos y desmineralización
constante que provoca la keto. - Sobrepeso, porque con el tiempo se debilitan el hígado y los riñones,
que son dos órganos que determinan la eficacia del metabolismo, y la
capacidad del cuerpo para eliminar eficazmente los desechos.
Beneficios de la keto
Al principio, quienes comienzan dicen que:
- Tienen más energía.
- Se normalizan los niveles de glucosa.
- Bajan de peso rápidamente.
En mi opinión estos beneficios no se deben al consumo de grasas sino a: - Suprimir los carbohidratos refinados: patatas, pan blanco, pasta
blanca, arroz blanco, bollería, chocolate, helados, dulces, zumos, refrescos,etc. - El hígado y los riñones están trabajando intensamente, siempre en
situación de emergencia para transformar grasas y proteínas en energía, y para eliminar los desechos de esta operación, gastando, como hemos visto, muchísima energía, y eso contribuye a la pérdida de peso tan rápida que tiene lugar al principio de seguir la keto.
Pero, tras un tiempo prolongado sometidos a ese sobreesfuerzo, hígado y riñones acaban agotándose y perdiendo eficacia, lo que ralentiza el metabolismo, y la pérdida de peso se estanca. Tarde o temprano sobrevendrá fatiga y falta de energía, porque al fallar las funciones hepática y renal el cuerpo se va intoxicando con el exceso de ácidos.
A la larga, se vuelve a recuperar peso rápidamente, con el agravante de que ahora el metabolismo es mucho más lento y será más difícil perderlo. De hecho, la mayoría de quienes recomiendan y siguen esta dieta suelen ser personas relativamente jóvenes, pues una persona de cierta edad ya no tiene su hígado y sus riñones para estos trotes.
Y si no son tan jóvenes, entonces es que hace poco tiempo que hacen la
keto y aún no han experimentado sus consecuencias a largo plazo. Olvidamos con frecuencia que para valorar los efectos de una determinada forma de comer tienen que pasar por lo menos siete años, que es lo que el cuerpo tarda en renovarse completamente: si pasado este plazo te conservas sano, entonces es que esa dieta funciona de verdad.
¿En qué se basa la keto?
Sus defensores se apoyan en la idea de que en nuestros orígenes como cazadores-recolectores los seres humanos pasábamos por períodos más o menos largos de ayuno, debido a que no siempre había alimento disponible. Durante estos ayunos forzosos el cuerpo aprendió a usar la grasa corporal como combustible. Se trataba de un mecanismo de emergencia, que sólo actuaba cuando no había glucosa disponible.
Según los defensores de la keto, en la época moderna, debido a la abundancia y disponibilidad de los alimentos ricos en azúcares, ese mecanismo se ha atrofiado, y hemos acostumbrado al cuerpo a funcionar con la glucosa como principal fuente de energía, algo que según ellos no era lo natural en nuestro pasado evolutivo.
Pero la afirmación de que una dieta basada en carne y grasa es nuestra
dieta “natural” porque fue lo que comimos en el Paleolítico no se sostiene.
Según los investigadores, el almidón fue un alimento básico en la dieta
prehistórica, pues necesitábamos mucha glucosa para la gran actividad física que requería la vida diaria en esas épocas.
Las investigaciones apuntan a que las amilasas, que son las enzimas que nos permiten asimilar el almidón, aparecieron entre 39 y 42 millones de años atrás.

Analizando el ADN del sarro recuperado de los dientes de los antiguos humanos hallados en los yacimientos arqueológicos, los científicos han podido hacerse una idea de cómo era la dieta en el Paleolítico: en contra de la creencia popular de que era una dieta mayoritariamente carnívora, parece ser que los antiguos humanos consumían cantidades importantes de vegetales.
Lo que sucede es que no hay apenas registros fósiles que nos permitan saber más detalles sobre la parte vegetal de la dieta primitiva, porque los restos orgánicos de los vegetales desparecen totalmente, mientras que los restos de los animales consumidos, sobre todo huesos, se conservan mejor.
A quien quiera saber más sobre la dieta de nuestros antepasados prehistóricos le invito a leer el fascinante libro – La especie elegida, de Juan Luis Arsuaga, donde este prestigioso paleoantropólogo español habla de cómo era la vida en esa época, según se deduce de las distintas líneas de investigación surgidas a raíz de las excavaciones en yacimientos arqueológicos distribuidos por todo el mundo, algunos de los más importantes, como el de la sierra de Atapuerca en Burgos, están ubicados en España.
Lo que sí se conoce son las dietas de algunos de los pueblos más longevos del planeta: los hunzas en los Himalayas, los habitantes de Vilcabamba en Ecuador, los de la región de Barbagia en la isla mediterránea de Cerdeña, o los japoneses en la isla de Okinawa.
Estos pueblos obtienen su fuerza y resistencia del consumo cotidiano de alimentos no refinados como los cereales integrales y las legumbres, acompañados por verduras y, esporádicamente, algún tipo de alimento animal, que en el caso de los japoneses de la isla de Okinawa es, lógicamente, el pescado.
Pero bueno, si queréis de eso ya hablaremos otro día. En las próximas semanas tengo previsto ir publicando artículos valorando las distintas propuestas más de moda actualmente en alimentación. Y es que vivimos en una época donde la ciencia y la tecnología se han constituido en una especie de religión, y se ha perdido la visión holística, más integradora, que tenga en cuenta que somos seres vivos, no máquinas.
Muchas de estas modas dietéticas reflejan, en mi opinión, una carencia del principio femenino, tanto en el sentido de la sensualidad y el disfrute de comer, como del amor y cuidado a nuestro vehículo físico y al planeta, ya que las dietas a base de grasas y/o proteínas, aparte de una agresión a nuestra salud, son insostenibles desde el punto de vista ambiental.
En fin, todo ello desemboca en una mala relación con la comida que genera sufrimiento y problemas de salud importantes.
Por eso estoy preparando un webinario gratuito titulado ¿Cómo me relaciono con la comida? – Os dejo el enlace para suscribiros: Aquí
Hasta entonces os mando un fuerte abrazo!
Más allá de mi formación y estudios, lo que más valoro son los 20 años que llevo practicando lo que enseño, alimentándome y viviendo según los principios macrobióticos. La experiencia derivada de ese recorrido de 20 años dando clases y consultas, sumada a mi compromiso constante con la alimentación sana, es mi receta para el bienestar, y disfruto compartiéndola.
A través de los cursos y charlas que ofrezco en mi escuela transmito ese legado, iniciando a otras personas en el camino de la salud y la conciencia a través de la alimentación.
2 Comentarios
Maravillosa explicación, sabia y lógica. Gracias !
Genial….tenemos mucho k aprender gracias …compraré tu libro cuando cobre en septiembre …pasado el verano mejor