Bolitas de mijo
Energéticas bolitas de mijo, ideales para los meses más fríos, pues calientan y fortalecen gracias a su riqueza en minerales y su efecto alcalinizante.
Ingredientes para esta receta:
1 vaso de mijo
2 ½ – 3 vasos de agua mineral
1 manojo de perejil
2 – 3 dientes de ajo
1 manojo de cebolletas
un puñado de almendras tostadas y en trocitos
vinagre de umeboshi (en su defecto, mezcla de zumo de limón + sal)
1 pizca de sal
Aceite de oliva.
Preparación de las bolitas de mijo
1. Lavar el mijo, añadirle el agua y llevar a ebullición. Tener preparado el fogón más pequeño al mínimo con un difusor de calor, y cuando arranque a hervir tapar y trasladar al fogón pequeño. Dejar que hierva muy lentamente durante de 15 a 30 minutos (dependiendo de la variedad de mijo que usemos), hasta que se consuma toda el agua. Apagar y dejar reposar. 2. Pelar las cebolletas, lavarlas y cortarlas finamente. 3. Hacer un picadillo abundante de ajo y perejil. 4. En una sartén sofreír las cebolletas 5 ó 6 minutos con aceite de oliva y sal. En los últimos segundos, añadir el picadillo de ajo y perejil, removiendo para mezclar, y rociando al final con un chorrito de vinagre de umeboshi al gusto. Apagar y reservar. 5. Mientras hierve el mijo preparar nuestra salsa preferida (ver sección salsas: le quedan muy bien la de tomate, la de zanahoria, la de tahín…). 6. Una vez hervido el mijo, mezclarle las almendras y el sofrito. 7. Colocarnos un bol con agua al alcance de la mano e ir humedeciéndonos las manos para formar las bolitas, que dejaremos enfriar para que cuajen. 8. Pasar las bolas por harina de maíz y freír en aceite abundante. 9. Servir las bolitas con un poco de nuestra salsa preferida por encima o aparte.
Consejos:
- Para hacer estas bolitas, el truco es apretarlas y compactarlas bien cuando nos las ponemos en la mano, y a continuación darles la forma: al aplicar presión mientras aún están calientes, quedan bien compactas y no se rompen.
Es una receta sencilla y fácil para acompañar alguna de nuestras recetas del Curso de Macrobiótica o en el canal de Youtube de la Escuela.
Más allá de mi formación y estudios, lo que más valoro son los 20 años que llevo practicando lo que enseño, alimentándome y viviendo según los principios macrobióticos. La experiencia derivada de ese recorrido de 20 años dando clases y consultas, sumada a mi compromiso constante con la alimentación sana, es mi receta para el bienestar, y disfruto compartiéndola.
A través de los cursos y charlas que ofrezco en mi escuela transmito ese legado, iniciando a otras personas en el camino de la salud y la conciencia a través de la alimentación.
6 Comentarios
Hola Rosa! pero freír no es poco saludable??
Hola Mariana,
El FRITO es uno de los estilos de cocción más despreciado y criticado, y aunque es cierto que no se puede consumir a diario, es un error desterrarlo totalmente de nuestros menús.
Usado con moderación, una vez por semana, el frito nos proporciona una inyección de energía, calor y dinamismo que nos permite continuar con nuestra actividad cotidiana sin necesidad de recurrir a estimulantes dañinos como el café, el tabaco, el azúcar o la bollería.
Eso sí, estamos hablando de un buen frito casero, hecho con aceite no refinado y no reutilizado, es decir, que lo usamos una sola vez y luego lo desechamos.
Para más información sobre el uso de la llama y sus efectos en la salud, puedes ver mi artículo «Recuperando el uso del fuego» en el blog de esta web.
Gracias por compartir eres muy linda